Texto literario
"SÓLO QUEDAMOS TRESCIENTOS"
A mi derecha un amigo, a mi izquierda un espartano. Sólo estos hombres atan mi mente al recuerdo del pasado. Un pasado irreal, borrado por la angustia y el miedo de entrar en la noche de mi vida. Soledad es lo que siento en este bello infierno de espera por lo inevitable. Sólo el sol me entibia del frío de mi alma, mientras un espíritu de terror enmascarado por el coraje gira en torno a este ejército. Se han ido todos. Los veo alejarse. Tras una bendición y un beso en la frente el capitán regresa. En sus ojos, la falsa fortaleza de un hombre abatido por la traición. Silencio.. . ¿Qué es el honor, lo único que me ata a esta inminente oscuridad? Delante de mis pies un insecto camina bajo el sol y de pronto desaparece bajo tierra huyendo del calor. ¡Ay de mí si yo fuera un insecto! Aquí permanezco, inmóvil, rodeado de estatuas inmóviles; esperando a que se concrete una simple fase de una venganza, de cuya resistencia soy sólo un simple instrumento. ¿Es que soy la única alma turbada en este soleado día negro? No lo creo, pero aquí estoy, sumido en mis propios pensamientos. Los minutos son horas y las horas son años. Las lágrimas no me desahogan y los pensamientos no me reconfortan. No luego de que tan devastadoras noticias llegaran desde Artemisia. Incontables enemigos persas se aproximan. Sólo una escalofriante pregunta retumba en mi cabeza: ¿Vale la pena una masacre por un futuro sin esperanza? Una mano posada en mi hombro me trae de nuevo a mi cuerpo. Allí no hay más una estatua, sino un amigo. Y me veo rodeado de ellos. Todos somos uno. Listos para correr juntos hacia el fin. Pero ya no estoy solo. Sólo desearía que el silencio acabara. Es como la amarga calma antes de la tempestad. Una tormenta que tarda en llegar. A lo lejos un ave se alza sobre la planicie, seguida por un estruendo. Allí vienen... Un ejército infinito que lleva a cuestas un aura de muerte. Mi mano tiembla, mi corazón galopa, y las lágrimas se acaban. A mi alrededor, el grupo de valientes rompiendo aquel silencio sepulcral con un salvaje grito de batalla. El tiempo se detiene... Sólo quedamos trescientos bajando por la colina..."
"SÓLO QUEDAMOS TRESCIENTOS"
A mi derecha un amigo, a mi izquierda un espartano. Sólo estos hombres atan mi mente al recuerdo del pasado. Un pasado irreal, borrado por la angustia y el miedo de entrar en la noche de mi vida. Soledad es lo que siento en este bello infierno de espera por lo inevitable. Sólo el sol me entibia del frío de mi alma, mientras un espíritu de terror enmascarado por el coraje gira en torno a este ejército. Se han ido todos. Los veo alejarse. Tras una bendición y un beso en la frente el capitán regresa. En sus ojos, la falsa fortaleza de un hombre abatido por la traición. Silencio.. . ¿Qué es el honor, lo único que me ata a esta inminente oscuridad? Delante de mis pies un insecto camina bajo el sol y de pronto desaparece bajo tierra huyendo del calor. ¡Ay de mí si yo fuera un insecto! Aquí permanezco, inmóvil, rodeado de estatuas inmóviles; esperando a que se concrete una simple fase de una venganza, de cuya resistencia soy sólo un simple instrumento. ¿Es que soy la única alma turbada en este soleado día negro? No lo creo, pero aquí estoy, sumido en mis propios pensamientos. Los minutos son horas y las horas son años. Las lágrimas no me desahogan y los pensamientos no me reconfortan. No luego de que tan devastadoras noticias llegaran desde Artemisia. Incontables enemigos persas se aproximan. Sólo una escalofriante pregunta retumba en mi cabeza: ¿Vale la pena una masacre por un futuro sin esperanza? Una mano posada en mi hombro me trae de nuevo a mi cuerpo. Allí no hay más una estatua, sino un amigo. Y me veo rodeado de ellos. Todos somos uno. Listos para correr juntos hacia el fin. Pero ya no estoy solo. Sólo desearía que el silencio acabara. Es como la amarga calma antes de la tempestad. Una tormenta que tarda en llegar. A lo lejos un ave se alza sobre la planicie, seguida por un estruendo. Allí vienen... Un ejército infinito que lleva a cuestas un aura de muerte. Mi mano tiembla, mi corazón galopa, y las lágrimas se acaban. A mi alrededor, el grupo de valientes rompiendo aquel silencio sepulcral con un salvaje grito de batalla. El tiempo se detiene... Sólo quedamos trescientos bajando por la colina..."
1 comentario:
A le informa a B que, el lunes 21 a las 19,30 o a las 21 hs, harán una reunión para organizar una fiesta en el colegio.
B le responde a A que, ese día, por ser el día de la primavera, no hay actividad en el colegio y él no puede concurrir. Pero que igual pueden hacer la reunión dicho día, o el martes u otro día, y que defina la hora.
El texto con el que A contesta a B, dice:
El lunes, de ninguna manera lo dejamos para el martes 22. A las 19:30, no se podrá a las 21.
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